Compartimos los dos relatos fantásticos ganadores en la pasada feria del libro celebrada en Huelva para que disfrutéis con su lectura.
MI MUNDO IMAGINARIO
Todo empezó en biología, cuando la maestra me mandó leer y yo sentía todos los ojos
sobre mí. Empecé a imaginarme un mundo de fantasía, donde los asientos eran troncos y
las mesas eran tablas de madera sujetas por troncos, un poco más altas que los asientos.
La maestra era una ninfa vestida con un gran vestido de flores y unas bonitas sandalias
rojas. Sus orejas eran puntiagudas y tenía una especie de corona hechas con hojas y
pequeñas ramas. Su cabello era rizado y parecía como si estuviera pintado de un rojo
oscuro. Mi compañero de enfrente era un duende vestido con una camisa azul y unos
pantalones negros. Su pelo era corto y moreno, también tenía unas orejas puntiagudas y
un gorro azul terminado en punta. Empecé a leer, sin problema alguno, en ese mundo
nunca me juzgaban, y cuando entraba me costaba salir. Giré a mirar a mi mejor amiga,
ella era una preciosa hada, iba vestida con un vestido negro hasta las rodillas, tenía unos
tacones bajos color blanco, y su cabello era largo y negro, el fondo era un gran bosque.
Había grandes árboles, me entretuve viendo todo, donde deberían estar las ventanas
había un precioso lago de aguas cristalinas con un bonito puente de madera, rodeado por
enredaderas. En el agua había nenúfares, también había alguna que otra flor de loto,
había algunas ardillas trepando por los árboles y pasando por el puente.
Sonó la sirena y yo no lograba salir de ese mundo, cogí mi maleta y nos cambiamos
de clase. Cuando llegamos a la clase de inglés, fui al baño y me miré al espejo; era una
ninfa. Tenía el pelo rojo, corto y tapándome las orejas, tenía un vestido largo y blanco. Sin
poder salir de ese mundo, me dirigí a clase aún intentando salir de ese bosque que
siempre me tenía atrapada durante tanto tiempo, a veces podía aislarme de ese mundo
imaginario escribiendo o dibujando, también podía salir de ese modo, pero en la mayoría
de clases no te dejan hacer nada. Me senté en mi sitio e intenté dibujar algo, no se me
ocurría nada, así que decidí ponerme a escribir. Pensando y pensando se me ocurrió
escribir mi mundo imaginario.
Daniela Chozas López
¿QUIÉN SE HA PERDIDO?
Mi nombre es Jaime y tengo 8 años. Ahora mismo estoy sentado en el umbral
de mi casa. Supongo que mamá llegará pronto, su trabajo está cerca y me
apetece uno de esos bocadillos de nocilla tan ricos que hace.
Han pasado tres horas, ya está anocheciendo y mamá nunca llega tan tarde...
Supongo que iré a casa de abuela, quizá le haya pasado algo a mamá.
Ya estoy en casa de abuela, he llamado unas cinco veces y abuela no me abre
la puerta... Quizá no esté en casa... A lo lejos veo unos policías que tienen
pinta de estar preocupados, tal vez busquen a mi madre y a mi abuela; es
como si ellas hubieran desaparecido.
Cada vez los policías están más cerca de mí. Cuanto más se acercan, sus
caras se vuelven más relajadas. Y, una vez que están junto a mí, se muestran
completamente despreocupados.
Me suben en su coche y me llevan a una casa extraña. Ya estoy en la casa y
los policías se han ido; me han dejado con una familia muy rara. Hay una
anciana que me dice “cariño”, dos muchachas que me llaman “papá” y un niño
que me dice “abuelo”. ¡Qué extraño!
Ahora mismo me estoy mirando en el espejo y ya no me veo tan niño; tengo
hasta algunas arrugas...
Blanca Del Toro del Toro